miércoles, 3 de septiembre de 2014

El Caballero Español

martes, 2 de septiembre de 2014

Del cafetín de Buenos Aires a las "happy hours"

Por José Luis Alvarez Fermosel - El Caballero Español.


http://elcaballeroespanol.blogspot.com.ar/


La piqueta del progreso no ha dejado en pie casi ninguno de los viejos cafés de Buenos Aires, muchos de ellos inmortalizados por el tango y otros convertidos en atracción para turistas, como El Tortoni,  en reductos de una intelectualidad contestataria, como La Paz, o en el peor  de los casos en bancos.
En el cafetín de Buenos Aires “(…) mezcla milagrosa de bohemios y suicidas… aquél aprendió… filosofía, dados, timba y la poesía cruel de no pensar más en ti…”.
Ya no se aprenden esas cosas en las modernas cafeterías –en las “happy hours”-, ni en los “pubs” con chopera de cerveza negra y camareros jóvenes en mangas de camisa, que te llaman “papi”,  te tutean y cuando les haces el pedido aprueban: “ Me parece bien”.
Los viejos tangueros del Abasto –el barrio de Carlos Gardel- y los no menos veteranos y eternos glosadores de aquel Buenos Aires del diario “Crítica”, Canaro y su orquesta y una calle Corrientes que nunca dormía, caldean ahora su nostalgia con un whisky en modernos bares con mesas de acrílico y profusión de plantas artificiales.
Uno de los cafés más llorados cuando cerró sus puertas fue La banderita, que nació hace casi dos siglos como posada, pulpería y casa de postas para el cambio de caballos. Estaba en el barrio de Barracas, del que era un hito y un mito. Algunos de sus parroquianos fueron contertulios del letrista de tangos Juan de Dios Filiberto, el pintor Quinquela Martín y el poeta Horacio Ferrer.
A un costado de “La banderita” se hizo una pista para las cuadreras –de 700 metros de longitud- en las que se disputaron las primeras carreras de caballos, precursoras de las que hoy animan los modernos hipódromos de Palermo y San Isidro.
Se jugaba mucho dinero
Se jugaba mucho dinero y en el puesto demarcatorio del final –recuerdan los memoriosos-, los perdedores se consolaban de su mala suerte echando un trago, o sea, varios, en la pulpería de Salvador Troise, “El cohetero”, así llamado porque tenía una fábrica de fuegos artificiales.
A muchos viejos restaurantes también se los llevó la trampa. Algunos, remodelados y “aggiornados” como “Bachín” y “Pichín”, reabrieron sus puertas muchos años después y ahí están, sin el carácter, el color y el calor que tuvieron cuando la genta hacía cola en la noche porteña frente a sus puertas.
Las corcheas convivían en esos reductos del buen comer -¡y barato!- con las fusas…y los chorizos parrilleros, mientras las voces canoras y sonoras de poetas urbanos –e incluso suburbanos-, como Alejandro Vignati y Daniel Giribaldi rebotaban contra las ristras de jamones colgados del techo y los anaqueles, barrocos de una botillería abundante y lujosa que albergaba amorosamente los caldos vernáculos.
Ahora quizás se coma mejor en Buenos Aires, o al menos más variado, pero ni mucho menos barato; ni hay tertulias de café, ni corre la ginebra de barril, ni nadie recita versos “lunfa”.   
“Altri tempi”.
Yo voy a consolarme a Clásica y Moderna, que subsiste como una bandera que el viento haga flamear en el palo mayor de un elegante paquebote. En la Clásica hay de todo, incluso libros. Y, lo más importante, está Natu Poblet.
© José Luis Alvarez Fermosel

martes, 31 de diciembre de 2013

viernes, 25 de octubre de 2013

Gracias Manolo


  • Manolo Escobar ha muerto hoy en Benidorm a los 82 años de edad, víctima de un cáncer de colon.
  • Manuel García Escobar (Las Norias de DazaEl EjidoAlmería19 de octubre de 1931 - Benidorm,Alicante24 de octubre de 2013), más conocido como Manolo Escobar, fue un cantante españolde copla andaluza y canción española. También trabajó como actor en diversas películas. Entre sus éxitos se encuentran El Porompompero (1960), Mi carro (1969), La minifalda o Y viva España, del compositor belga Leo Caerts. Falleció1 el 24 de octubre de 2013, a los 82 años de edad, en su casa de Benidorm (Alicante) tras complicaciones del cáncer de colon que le fue diagnosticado en 2010. Unos días antes el almeriense superóinsuficiencia renal y un ictus.
    Manolo Escobar fue el quinto de los diez hijos de Antonio García y María del Carmen Escobar, a la que dedicó la canción Madrecita María del Carmen. Su padre abandonó la tradición campesina familiar para dedicarse a la hostelería y la cultura. En estos duros años de posguerra, Antonio García conoció a un maestro de escuela que había perdido a su esposa y a su hijo durante la guerra civil. Antonio lo alojó en su casa y se convirtió en el profesor particular de toda la chiquillería. El nuevo miembro de la familia, Antonio Manzano, resultó ser también un consumado profesor de música. Así que los hermanos García, desde el mayor al más pequeño, pudieron aprender música en casa. Manolo empezó tocando el laúd. Tocó el piano también en sus primeros años. Su hermano Baldomero se erigió en jefe de la compañía, y junto a Salvador y Manolo comenzaron a actuar en fiestas y bodas bajo el nombre artístico de "Los Niños de Antonio García". Ya entonces, el niño Manolo soñaba con ser cantante. Baldomero fue el padre de la periodista ypresentadora Ana García Lozano, sobrina de Manolo Escobar.3

martes, 4 de octubre de 2011

APEA por el arte en el Club Español

Foto María G. Rouco.


El presidente del Club Español, José López Carballedo, recibe del manos del artista plástico Jorge Eduardo Parodi su obra "visión hispana en la Argentina" para que integre la pinoteca de la institución. La entrega se gestó a instancias de la promoción realizada por APEA, a través de su presidenta, Pilar González Torrilla.